lunes, 19 de julio de 2010

Primeras muestras de una nueva etapa de violencia


El primer acto violento exitoso en un centro urbano con un coche bomba de un cartel de la droga, marca el inicio de una nueva etapa en una región de la frontera mexicana, donde a diario podemos encontrar matanzas de personas, cadáveres colgados de los puentes y retenes en distintos puntos carreteros que son controlados por la delincuencia organizada fuertemente armada.


El suceso demuestra que los carteles están muy por delante de lo que puede pensar la asustada sociedad y muy adelante de las planeaciones realizadas por la policía federal.


El artefacto explosivo escondido en un auto que el pasado jueves mató a cuatro personas y dejado 11 personas heridas, era lo único que nadie se esperaba, fue un atentado cuidadosamente planeado para sorprender a la población ya extremadamente precavida y a las fuerzas de seguridad. Existen señales de que las pandillas y los grupos criminales estaban experimentando con explosivos y de que sus conocimientos estaban incrementándose muy rápido.


Comparándonos con las situación que vivió Colombia, la espiral de violencia empieza cuando las bandas se disparan entre ellas, después disparan contra el estado y terminan dirigiendo las miras de su armamento contra la sociedad: asesinan candidatos, estallan coches bomba en las oficinas centrales de periódicos y colocan bombas en centros comerciales.


Hace varios años, los carteles de la droga han estado mutando rápidamente hacia el terrorismo y con éste acto en Ciudad Juárez nos envía el mensaje de que el proceso está apunto de completarse. Si comparamos el aparato de seguridad del gobierno y de los narcotraficantes nos daremos cuenta de que no hace falta ser más grandes si la posibilidad de que ocurra una explosión sorpresa en medio de un centro urbanos es latente. Recordemos que entre mayor sea la persecución, mayor será la respuesta defensiva de la organizaciones criminales.


El acontecimiento en Ciudad Juárez representó no solo el escalamiento que el conflicto ha alcanzado, sino también nos habla de la expansión de las capacidades terroristas en los carteles, entre ellas, la planeación, conocimiento del terreno y la predicción de los movimientos de las corporaciones policiacas.

Se entiende que las víctimas de las bombas no estaban preparadas para responder de manera coordinada ante un atentado por explosivos.


La mayoría de los encuentros violentos entre la policía federal y las organizacionescriminales se habían dado en terreno urbano, las fuerzas federales exhibieron una pobreza de inteligencia táctica, siendo ésta debilidad letal en el campo de batalla, los carteles están rebasando todos los sistemas de inteligenciagubernamental, así como los sistemas militares y de policías locales, demostrando una mayor capacidad para explotar las debilidades de la policía y el Ejército.


Ante este escenario y si persisten los ataques de éste tipo el Ejército y la armada de México empezarán a utilizar de manera mas cotidiana a la fuerza Aérea. Estando en esos niveles, los combates que se registran en Ciudad Juárez no estarán muy lejos en comparación con los que se dan en ciudades como Kabul y Bagdad.


Otro punto importante que habría que analizar es en el que el equilibrio de las fuerzas en el conflicto armado: Estados Unidos puede catalogar a las organizaciones criminales denarcotraficantes mexicanos en su lista de grupos terroristas que hay que combatír para mantener el orden en sus fronteras y con ello se dará el aumento de presupuesto , aumento de las unidades y tropas destinadas acontrarrestar el terrorismo.


Hasta ahora el gobierno norteamericano había temido que las células del narcotráfico facilitaran las infiltración de grupos terroristas por sus fronteras. Esperemos que no sea tarde para que ambos países empiecen a darse cuenta que el terrorismo está empezando a emerger.

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